Algunos escritores interesados en descubrir la historia
de los primeros cuentos, nos relatan cómo los cuentistas fueron personajes iluminados
por la ficción creada en su imaginación y narrada oralmente pero que, como cosa
que no era rara en las primeras épocas, muchos de ellos tenían la condición de
ser analfabetas; solo que también tenían el don de la palabra cuya fuerza y tradición
se dice que tiene más de cuatro mil años de haber existido, tiempo suficiente para
que los cuentos pudieran haber viajado en sus múltiples versiones desde el Oriente
al resto del mundo.
Los cuentos nos hacen conocer las delicias que tienen
las culturas milenarias en las que las acciones humanas del bien y del mal se
hacen presentes una vez son definidas por el hombre en sus códigos de conducta,
que también las rodeó de las delicias de la vida que tenían los poderosos reyes
llenos de riquezas que utilizaban para afianzar su poder y también para premiar
las virtudes de los súbditos a los que hacían felices donándoles bienes que les
causaban grandes alegrías. Pero el sentido de la justicia que enriquece la vida
era muy diferente como lo llegó a ser el cruel castigo que castigaba la maldad del
ambicioso. En el intermedio de estos extremos aparece el cuento con los
resultados donde triunfa el amor de una hermosa princesa que termina enamorada
del bello pero humilde joven que salva la vida de su padre que es el Rey quien
agradece el favor permitiendo que su hija despose a su salvador para que ella sea
feliz y para que el afortunado joven l también lo sea por quedarse por siempre
a su lado.
La historia que
narra acontecimientos fruto de la imaginación del escritor de cuentos donde el
mal, que siempre están presentes en la acción del hombre, está representado en
las historias y cuentos algunas veces por los monstruos humanos que afectados
por maldición perversa de una bruja a la que la literatura pinta portadora de
poderes para hacer el mal a un personaje que se supone es enemigo de las acciones de la bruja
perversa contra el bueno de la historia que termina con el triunfo del bien que
se sabe es de difícil ocurrencia en la vida real, aunque al final la ficción de
la historia nos asegure un final feliz.
Muchas veces, si no en todas, el cuento es la fantasía
que se nutre de la ficción que en forma maestra da una lección a la sociedad con
un motivo moral. Otras forma de cuento es la auténtica narrativa que aparece en
la idea literaria para registrar momentos en que la historia de los pueblos solo
puede describirse de cierta manera oculta para evitar los peligros que dejan la
constancia de hechos que solo el escritor puede mimetizar porque sabe que están
en la conciencia ciudadana a la cual se dirige la historia de la que él ha
participado como testigo de su época y que describe de tal forma que el lector la
recuerde siempre para nunca pueda olvidarla.
En fin, el cuento, las historias breves y los relatos,
se nutren unos de otros para desarrollar
una narrativa interesada en destacar brevemente
momentos estelares en que la humanidad muestra las acciones buenas o malas de
los hombres en todas sus versiones logrando estimular a través de las vicisitudes
y los logros que se describen como sentimientos, que se interpretan como retos
extraordinarios de triunfo sobre las desgracias que al final siempre terminan
bien.
En ello se representa la virtud del escritor para contar
con hermosas palabras poéticas el fin deseado de la justicia, cumpliendo la tarea
que corresponde al bien dentro del marco de una ficción asombrosa capaz de transformarse
en muchas versiones para que el cuento, la historia o el relato sirvan de ejemplo
para que la humanidad corrija sus defectos y no se olvide nunca que el bien siempre
triunfa sobre el mal.