Saturday, May 9, 2015

MI MADRE Y YO

Tomado del libro Rimas y Palabras
Por A.J.Ortega
 
Ella tenía
dieciocho años
él era  mozo
de veinte.
Se conocieron
en un baile
Y se amaron
para siempre.

Después
de su unión
en la iglesia,
la semilla
maduró
fertilizando
en su cuerpo
de lindísima
mujer,
en disposición   
de ser madre
para que 
de ella
yo naciera,
en un nuevo
amanecer.

Mi madre me dio
sus ojos claros,
mi padre
un montón
de ilusiones,
y fue así
con esos regalos
que yo me aferré
a la vida
al  empezar
mi existencia
entre su vientre
hecho un altar 
donde crecía
la esperanza.

Nueve meses
y un instante
trabajé para
estar dispuesto
a una salida
apurada,  
que era
lo que el destino
tenía para mi
preparada.

Ella me dio
la vida entera
para  traerme
a esta tierra    
con la ternura
de sus besos.

En el  instante
siguiente  
Sentí que estaba
orgullosa,
emocionada
con su alegría,
esa que siempre
mostró
en su querida
sonrisa,
al probar
con el milagro,
que su dolor
al parir se había
convertido
en amor.

Mientras juntos
estuvimos
por ella sentí
el respeto 
que siempre
me recordaría  
que una madre
de su hijo
nunca se aleja,
ni permite
que mal
se lo juzguen
por pilatunas
o quejas.

Hoy pienso
con gran cariño
cómo la vi
yo de linda    
ante la angustia
temprana
que sin querer
le causé,
al intentar
caminar
dando los primeros
pasos,  
pero  
la suerte
que es mala,
se atravesó
a tan corto camino
convirtiendo
mi primer
intento
en tropiezos.

Nunca he podido  
olvidar
aquel esfuerzo
tan grande
que tuvo
que hacer
mi madre
que me atrapó
con su abrazo
amoroso,
después
de verme caer,
haciendo
que me levantara
para Intentarlo
otra vez.

El  lunes
por la mañana
ella me llevó
a la escuela
donde con cartilla
enseñan
cómo  aprender
a leer,
pensando ellos
yo no sabía
que mi mamá me mima,
que mi mamá me quiere,
que mi mamá me ama
y mucho.

Cuando me sentí
más grande
tuve que aprender
lo que la existencia
enseña 
y siempre repite
el hombre  
como si fuera verdad,
que todo lo que
se sabe  
proviene de los duros
golpes que a lo largo
del crecimiento
la vida siempre nos da.

A eso creo
haber replicado
que no es
la única forma
que debe existir
para comprender
cosas simples
que se dicen,
son enseñanzas
curtidas que llamamos
experiencias
que llegan
con la vejez.

Claro que
al pensarlo luego
y con tiempo suficiente
para encontrar la verdad,
es que me dije a mí mismo
la poca importancia
que tales ideas tuvieron    
al medir los resultados
que había en alegres
fiestas ganado
donde el vicio del licor
es lo único que cuenta.

A esa etapa de mi vida
Le puse la mala hora
porque con injusta decisión  
abandoné a mi madre
al irme a buscar fortuna
en la falsa oportunidad
de la calle hasta que
el día llegó en que tuve
que aceptar lo esquiva  
que es la felicidad,
porque siempre que
uno la  busca
en ninguna parte
la encuentra.

Más como no todo
puede ser tristeza,
es hora de mencionar
que hoy es un día
especial para mí
porque voy a festejar  
a la que es
mi madre adorada,
a la que debo cumplir
amoroso compromiso
de otra vez volver a vernos
después de la que fue
larga ausencia,
para que ella lea en mi cara
que yo me encuentro muy bien
aunque dinero no tenga
para comprarle las rosas
que vi camino de casa.

Sé que eso nada le importa
ya que ella claramente lo sabe
sin tener que adivinarlo,
que yo la sigo llevando
en el fondo  de mi alma,
donde jamás en este día
puedo llegar a olvidarla.
Es que yo la quiero mucho
desde que tengo memoria
por ser de mi corazón dueña
y porque se con todo mi amor
que entre las lindas mujeres  
que pueda haber en la tierra  
mi madre es la más bella.


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