Por A.J.Ortega
Cómo están cambiando las cosas en el mundo. Muy pronto quedará claro por definición práctica, una nueva concepción de lo que significa una relación sexual. El diccionario dirá que es una reacción química que se produce en todos los organismos por la atracción del humor.
Existen motivos para pensar que ciertas actividades biológicas serán en
el inmediato futuro eso, simples afinidades biológicas que se producen por
reacciones químicas estimulantes del cuerpo y externas cuando se usen para
conseguir el orgasmo estremecedor.
Ello está cambiando en silencio, conceptos y definiciones que regulan la
conducta de los individuos en aspectos considerados fundamentales como el amor,
los sentimientos y los afectos.
Estudios hechos sobre el rechazo que sienten las personas entre sí, llevó
a investigadores sociales a estudiar las razones de un interrogante.
¿Por qué motivo, una persona que nunca nos ha hecho nada malo, nos cae
mal hasta el repudio y la hostilidad desde el instante en que lo vemos por
primera vez?
La respuesta resultó ser muy simple para los investigadores. El cuerpo
humano es un laboratorio en el que se mezclan cientos de sustancias químicas
que dan como resultado el humor. Tal mezcla puede ser o no, compatible con otra
que sea afín químicamente al humor que exhalamos. El mismo camino se recorre en
el rechazo. La sustancia química que es el humor, se mezcla o se rechaza con el
humor o sustancias químicas de otras personas.
Usted puede conocer a alguien que le es agradable sin encontrar
explicaciones de ello y sentirse en la gloria en su compañía. Igualmente puede
odiar a una persona que acaba de conocer y que no ha tenido oportunidad de
hacerle a usted nada para ganarse su rechazo canicular.
Eso parece explicar el por qué la bella se enamora del feo y el feo de
la mujer deforme, de la misma forma que explicaría las separaciones
matrimoniales de parejas muy lindas que alegan motivos de incompatibilidad y
que en efecto son solo reacciones producto de sus propios rechazos químicos.
El aura, el humor, nuestra holografía, son las huellas dactilares de la
química de cada persona, que se atraen y se rechazan en momentos de
acercamiento casual o premeditado.
El amor, que es el que saldría más afectado en este nuevo entendimiento
de la conducta biológica humana, sale ganancioso sin embargo al suprimir de su
contenido, el aspecto sexual que no es producto del afecto sino de lo que
fabrica nuestro laboratorio corporal, que a la vez también explicaría las
razones de la infidelidad.
Al existir el empate del humor de un ser con otro, surge en la relación
de las personas una cadena de comportamientos, de afectos y cariños que
componen el amor.
Lealtad, respeto, consideración, cuidado, comprensión, cercanía, llegan
naturalmente cuando hay una simple atracción química.
Como algo paradójico, esa era la concepción que las abuelas tenían del
amor, aunque para ellas la relación sexual corresponde a un instante íntimo e
irremplazable, producto de la privacidad secreta para la procreación amorosa de
la familia.
Hace unos días, una encuesta que sacó a la luz una conclusión de la
juventud no mayor de 25 años sobre los intereses futuros de constituir una
familia con hijos. El 85% de los jóvenes encuestados en todos los niveles de la
sociedad que mantienen ese tipo de relación química, se identificaron en un
punto.
No quieren traer hijos al mundo, aunque no son abstemios en relaciones
íntimas. Consideran que ese aspecto tiene que ser controlado y evitado cuando
no existen condiciones económicas y de seguridad apropiadas para engendrar a un
nuevo ser. Inexplicablemente el viejo concepto del amor hizo mutis por el foro
de la respuesta.
Ello significa, sin entrar en el terreno del dogma, que también el
concepto de la familia, de sus fines y de sus comportamientos como núcleo social,
empiezan a cambiar en la mente de la futura sociedad, que quiere garantizarse
primero la economía y la seguridad para proceder a tener el derecho a
satisfacer una tendencia polígama.
Parece que tenemos que prepararnos para ese nuevo paso evolutivo que se
ve venir en la relación de pareja y que de seguro cambiará lo que se aceptó por
amor durante miles de años como una constante humana que hoy ya no lo es por
los cambios en la conducta sexual del hombre.
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