Monday, March 31, 2014

SINTESIS


Quisiera compartir con ustedes una breve historia dramática que trajo a mi mente un interrogante realmente extraño. Cada vez que por un accidente de tránsito muere una persona y nos vemos obligados a presenciar el hecho circunstancial que después nos muestra un cuerpo inanimado al que le falta un zapato solitario que se encuentra lejos del accidente mortal. En segundos alguien se encarga  de cubrir el cuerpo sin vida sin preocuparse por ese detalle inexplicable.

Lo cierto es que pude observar que nadie se tomó el trabajo de recogerlo para ponerlo de nuevo en su lugar. Después de presenciar el estertor de la muerte puedo asegurarles que se siente una gran tristeza porque uno comienza a imaginar la angustia de la familia que desea que el que ya está muerto, regrese a casa. Es probable que lo esperen con la alegría de volver a verlo con todas las características de su condición de irrepetible ser humano. Se imagina uno a su esposa y a sus pequeños hijos que quieren verlo y escucharlo comentar lo bueno que durante el día vivió en su trabajo o las dificultades que va a tener que superar si al día siguiente la vida le da otra oportunidad. Es probable que sus dos pequeños hijos escuchen con atención las palabras amorosas de su madre que le dice a su esposo que sí, que él puede sobreponerse a todas esas dificultades y le declara además que ella lo percibe como un hombre responsable en su trabajo y muy inteligente que ya antes ha demostrado su sentido de superación ante los más delicados problemas. Uno se imagina al esposo recibiendo amoroso el elogio de su mujer con orgullo y por ello se acerca a sus pequeños para abrazarlos recibiendo de ellos ese calor amoroso puro e infantil.

Solo que el tiempo no se detiene porque las horas pasan de largo y su presencia que iba a ser como otros días motivo de alegría, comienza a verse con preocupación porque ha llegado la noche y para su familia existe la certidumbre de que en la oscuridad conspira el crimen que es causante de la muerte. En breve, la noticia de su deceso accidental ocasionará gritos desgarradores de dolor y como las lágrimas, parecerá que no van a tener fin. Antes de abandonar la inexplicable escena que acabo de ver repetida, llego a la conclusión de que la realidad no está en los pensamientos sino bajo aquella sábana fría que cubre el cuerpo inerme que la muerte ha tenido que ayudar para que el alma de aquel ser se escape de su cuerpo por la planta de uno de sus pies y para ello tenía que despojarlo de uno de sus zapatos.

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