Tomado del libro Cuentos, Historias & Relatos Tomo II
Por A. J. Ortega
La campaña a la presidencia de los E.U. incluye a dos mujeres candidatas, una por el partido
Republicano y la otra por el demócrata.
Se diría que son
opciones con grandes oportunidades de éxito, porque la población femenina
supera el 55% de todo el hábitat con
capacidad de voto. Pero representan tales candidaturas, las necesidades y
aspiraciones de la mujer en general? La candidata demócrata es una política
avezada, que ha estado vinculada al poder
por cerca de treinta años, habiendo sido Senadora y candidata a la presidencia enfrentada a
Obama, de cuyo gobierno tomó la secretaría de Relaciones exteriores, con muy
pobres resultados en su gestión internacional y podría afirmar que, como la mayoría la ven, con un fracaso total. A esa candidata se le ha
acusado desde el pasado de ser una mujer mentirosa y corrupta implicada en la
muerte de su amante, con el que le puso los cuernos a su marido el presidente
de entonces. Se le acusa de haber utilizado el poder que obtuvo por entrega de
sus promesas de campaña a su
contrincante que le vendió por más de diez millones de dólares que había
invertido en su propia publicidad fracasada; de haber utilizado informaciones
secretas sobre plantas de producción nuclear
como Secretaria de Estado que vendió a Rusia por muchos millones
mimetizados en ayuda de apoyo a su nueva candidatura a la presidencia y para que ese país enemigo
las adquiriera , lo que logró hacer con un éxito que además de vergonzoso, es
de gran peligro a la seguridad nacional de los E.U. Instigó aportes de cientos de millones de
dólares para las fundaciones sin ánimo
de lucro de su marido y recibió caudales de dinero solicitado por ella para su candidatura,
esta vez como mujer símbolo, que consiguió recibir de países donde el trato a la mujer es
vejatorio, lo que significa maltrato, humillación, padecimiento, abuso, tortura
e injusticia. Ha mentido y respaldado el uso del presupuesto de los E.U. para
que se hubiera organizado la venta de partes de fetos humanos, algunos vivos, con
la excusa de que ello sirve a la ciencia para sus investigaciones, acusando a
los que se oponen a tal miserable comercio como retardatarios y enemigos del
progreso. . La pregunta que nos hacemos, es si tal mujer es representativa de
los valores intrínsecos del sector femenino de América que realmente representa en el país más poderoso de la
tierra las más justas e inquietas
necesidades de lograr el sano equilibrio de derechos para la mujer que aún
es víctima de abusos e injusticias en todos los órdenes. Es entonces tal
candidata demócrata el buen ejemplo como
dueña de una conducta ejemplar, no solamente como ser humano, sino como
política? Y lo mismo la Candidata
Republicana que surge del sector privado Industrial alegando títulos de
triunfos nacidos en el poder y ayuda de un multimillonario accionista de la empresa donde por su ayuda poderosa ella logró
sobresalir dejando una dudosa gestión
que ha comenzado a recibir agrias y justificadas críticas? Leamos entonces una visión crítica sobre que
lo necesitamos saber de la mujer
moderna.
Al otro extremo y en una de las más importantes ciudades de
los E.U. el metro de Nueva York se
detiene por unos segundos en la estación a pocos metros del puente alto de
Queens sobre la avenida Roosevelt.
Por las puertas
automáticas que en ese instante se
abren, comienzan a salir una parte de
esos millones de pasajeros que se movilizan durante el día y en particular a la hora en que comienza la faena del
trabajo matutino en la ciudad en la que toda
la clase de actividades son practicadas por la variedad humana que compone su
población ocupada en toda clase de
trabajos y como es de imaginarse,
siempre ruidosa. Se observa un volumen notable de mujeres que componen
esa variedad admirable que en ese instante abandonan ese medio de transporte
que las acerca a toda suerte de ocupaciones en los que se desempeñan con eficiencia y por
qué no decirlo, con honestidad a pesar de los injustos salarios que reciben por ello.
Son los
finales días de la primavera que había
comenzado con esa corriente sofocante de viento caliente o con que la nueva estación
anuncia la llegada del verano contagiando con la
pesada ola de calor y nuevas energías a toda la naturaleza que se ofrece en los
alrededores y en particular continuando la tradición de mucho calor que lo
abarca todo en la civilización industrial
moderna. No son pocas las palabras que
se pueden utilizar para definir el muestrario de miles de lujosas vitrinas decoradas con extraordinaria
imaginación que atrae el interés de
visitantes extranjeros y de todo el país y que son recibidos por la industria
hotelera de cinco o siete
estrellas de diamantes, indicando el salto a una comodidad inimaginable para multimillonarios dueños de
industrias muy poderosas de la economía mundial.
Se anuncian en
una invasión de vallas, inimaginables servicios destinados a esos nuevos reyes que
lo tienen todo a su disposición y a los
que la industria hotelera tanto como la oferta de negocios se ofrecen en las
instalaciones de esos gigantescos edificios cuya arquitectura
colinda con el arte más exquisito y los espacios para esta ciudad donde su población pareciera no
dormir nunca, pues trabaja veinticuatro horas al día como si disfrutara de una oportunidad
para poder imaginar al menos una vida activamente rentable y sin limitaciones de cuantía tal como lo
describe la sutil ambición, que hace que la oportunidad pueda ser descubierta en los sueños de progreso y por ello siempre posible.
Hombres y
mujeres buscan la misma ventaja aunque viajen
en Metro todos los días con destino al trabajo que hacen parte de un submundo donde las oportunidades son difíciles de conseguir
y por ello tienen que afanarse para
cumplir compitiendo para salir primero
de aquel medio de transporte para cumplir los horarios inflexibles del trabajo
que provee escasamente el pan de cada día.
En sus rostros
no se refleja la sonrisa amable al
levantar obligadamente el rostro para tener que ver el aviso gigante que está al terminar de las escaleras del Metro.
La publicidad
muestra a una hermosa chica, no mayor de dieciocho años, que se exhibe prácticamente desnuda ofreciendo
un celular que sostiene con su
pequeña y delicada mano.
En ese mismo
instante en que todos los pensamientos cambian en la mente de los observadores
de tal publicidad, un hombre mayor, que
se mantiene sentado en un
puesto del Metro que da contra la ventana desde donde puede verse la hermosa imagen que también lo deleita, trata de ocultar su
forma lasciva de observar, pero al
final se atreve a hacer un comentario a su compañera de viaje.
- Mira, le
dice señalando el aviso, ¿Qué pensarán los muchachos de esa chica de su misma edad cuando la ven transformada en
una mujer así?
- No creo que
vayan a criticar algo que realmente
desean ver, contesta la mujer de
cincuenta y cinco años, que no da mayor importancia a lo que ella considera desde ya un
hipócrita comentario.
-Se ha vuelto
tan desagradable esa tendencia que usa
el desnudo publicitario en todos los mensajes de ventas porque no solamente
contribuyen a la vulgaridad que explota la
sensualidad, sino que envían al público un mensaje falso y degradante
de la mujer, insiste él buscando encontrar
en su compañera de viaje un
acuerdo en esa opinión para no entrar en controversia
-Eso es lo que
desean ver los que han adoptado esas imágenes como una forma de vida, responde
fríamente su interlocutora.
-Pero yo estoy
seguro que todavía hay millones de
personas a las que eso no le gusta, insiste él en su argumentación y acomodándose
para lo que va a ser un buen tema de discusión, en el momento en que
el Metro comienza a correr de nuevo sobre los rieles orientándose veloz hacia el centro de la ciudad de Nueva
York considerada internacionalmente la capital financiera del mundo.
-Es muy
curioso oírte decir eso porque realmente todos los hombres sienten excitación con esas imágenes,
no les causan molestia, al contrario. Una cosa es que expresen una crítica
“honesta” como la que acabas de hacer, que
definitivamente no es verdadera, porque todos y tú incluido la hacen de dientes para afuera como
si estuvieran realmente disgustados, aparentando una falsa moral frente a sus
hijos o esposas, cuando no frente a otras personas, cuando lo que realmente sienten es atracción sexual por
esa o cualquiera otra imagen que les
produzca excitación.
-Pero la
mujer piensa hoy igual cuando ve
imágenes desnudas de hombres, responde él
tratando de acomodar su trasero en el asiento.
-Así es. Ya los
hombres nos mezclaron en ese juego y no
podemos retroceder. Nos exigieron
cambiar la buena actitud por la mala, hasta el punto que hoy la mujer no puede
retroceder ese error por ella misma. El
otro día te preguntaba qué sentiste cuando miraste los pechos de la mujer que vestía
una blusa muy descotada y que cruzó por
tu lado insinuante, como diciendo esta cosa es mía y de nadie más. Podría decir
con certeza, que sólo tú sabes lo que pensaste, aunque en ese instante te
delataba el tamaño de tus ojos y porque entonces guardaste silencio; es decir,
negaste lo que sentiste dentro, aunque
exactamente sabías hacia dónde habías
dirigido tu mirada para llamar a tu
excitación mental. Sabes, por experiencia de viejo, que no haberla mirado como
lo hiciste cambiaría una costumbre, un
hábito, un deseo, y eso haría la diferencia, ya que si no existiera esa mala
costumbre, por qué tendrían los hombres que observar ciertas zonas de la mujer,
si ella está compuesta también por otras
formas como el pensamiento y la espiritualidad?
-Yo no tengo
ese hábito, ni miro como dices, replica él torciendo su cabeza hacia la ventana desde donde podía ocultar su rubor queriendo hacer pensar a su
interlocutora que ahora estaba
observando la selva de cemento de la ciudad sin dar importancia a lo que en ese momento
era solo un juego de ideas para lograr una conversación simple.
-Siempre los
seres humanos solemos excusarnos con palabras cuando los hechos son tozudos, insiste ella ¿Cómo se sentiría un hombre, si la mujer sólo dirigiera
la mirada a su órgano sexual y jamás le dirigiera la mirada a su cara? ¿Se
sentiría limpio el hombre? ¿Se sentiría bien, admirado?
-No lo había
pensado, la verdad es que yo me sentiría muy mal.
-Esa misma
reacción de repudio se produce en la
mujer, pero los que están acostumbrados a desnudarla con la mirada no se
detienen por ello.
Jamás escuchan
lo que ella tiene que decir, porque tienen la mente y los ojos ocupados en las
partes del cuerpo que les interesa tener
para manosearla en sus mentes sucias o en
las imágenes que ven en medios masivos como la televisión que con sus cámaras
quiere descubrir lo privado del cuerpo femenino. Para eso el hombre compra
revistas que desnudan a chicas
ignorantes que se prestan para darle gusto, no solamente a los ojos de sus compradores
sino a todas las mentes torcidas que tienen la necesidad de quitarle el velo al
desnudo: es un imperativo para cada cerebro que se mantiene alerta a lo sexual, a eso están enseñados, eso
es lo que hacen cada vez que pueden.
- Tienes
razón, responde él, pero ¿hacia dónde va el mundo con todo esto? ¿Qué nos
espera cuando no haya nada que destapar?
El predominio
de la brutalidad y la perpetuidad del abuso sin castigo posiblemente. Lo que he
observado –continúa el hombre viejo-es que cuando la gente de abajo se tomó los
medios de comunicación trajo sus malos hábitos libidinosos a la vida social.
La mujer
tuerce su rostro hacia él y lo mira con la dureza de la que tiene un reprimido resentimiento.
- ¡Qué
equivocado estás!, le dice con enérgico tono de voz. Ello no proviene de una
sola clase social. Eso tiene profundas y antiguas raíces en todas las clases
sociales. Desde la primera batalla de los sexos en el bolsillo del guerrero siempre estuvo presente el dinero, unas veces representado en cosas que regalaban a la mujer
destinada a ser el premio para el guerrero triunfador que además solía pagar su amor con
monedas de oro. El dinero siempre pagaba la compañía de la mujer en la cama que era el lugar en el que se quería estar, eso era todo. Yo creo que la corrupción de las ideas siempre
ha estado en los dos ámbitos. ¿O es que
me vas a decir que la prensa y la
televisión no han mostrado la misma vulgaridad e inmoralidad siempre? ¿Cuándo
recuerdas haber leído alguna buena enseñanza
en esos medios que desnudan a la mujer, pero que frente a su fotografía porno moralizan?
-El Metro se
detiene de nuevo y él contesta
- Me pones a
pensar.
- La
diferencia es que hoy la mujer se
desnuda más, pero ayer igual la usaban
como objeto, igual le quitaban la ropa para
vender e incitar otras ideas. ¿O es que antes no lo hacían? Siempre a la mujer le han quitado su valer, siempre la
han usado para vender y una vez la
desnudan le proponen que
venda su cuerpo, que es la única propiedad que tienen interés de
comprarle.
El Metro sigue
su camino casi vacío.
- Y en ese
juego entró el hombre que se ha vendido a la par, porque eso también le
significa dinero, y hoy se desnuda y se prostituye como lo hace la mujer. Es que la compra-venta de
seres humanos se ejerce desde los dos lados. Si miras el pasado verás que siempre existió una forma de corromper a los
niños, porque también los volvieron eunucos para ofrecerlo al placer perverso
de los reyes que los abusaban
sin tener que someterse a la crítica. La corrupción en si misma nació en
la riqueza, nació en la opulencia, nació
en el poder. No abajo, no entre los pobres. Nació arriba en la opulencia. El poderoso
le enseñó al de abajo a venderse por dinero y si se hace un juicio objetivo, es
a través del dinero que se pueden obtener todas las mujeres, todos los hombres y todos los vicios del mundo. ¿No fue así? ¿No
ha sido así siempre? ¿No fue el rey el que le enseño que con dinero podía
obtener homosexuales y prostitutas para cumplir con el placer morboso de sus ideas? ¿No
es el mismo mercado de carne humana que existe hoy mimetizado en todas las
clases sociales, cuyo mercadeo se cuenta en cientos de miles de millones de
dólares?
- hmmm.
- Siempre se
quiere cambiar la versión culpando al que está abajo, como si el que está
arriba no tuviera más responsabilidades por ser el que más está llamado a dar buen
ejemplo. No se debe ver una cosa y pensar otra. Esa no es la correcta manera de
enjuiciar ni de ver los hechos.
El Metro va
veloz sobre los rieles que emiten un
rumor de esfuerzo que parece quejarse
cuando se detiene.
- Claro que en
muchas culturas esas épocas ya han sido superadas, dice el hombre en el momento
en que el Metro tuerce la ruta que ha de pasar sobre el puente que conduce al mercado Chino.
- Si lo
decimos por todos los cambios de la conducta social que estamos presenciando,
debemos aceptar que lo que vemos hoy es el resultado de ese ayer. El pasado no
se deslinda del eterno presente. Nada deja de ser resultado del ayer. Todos los
efectos son causas de ese ayer. Hoy, lo que tu le achacas al comportamiento de
la plebe que desprecias como si fuera la única basura responsable de las conductas despreciables. En
eso también te equivocas, porque todo es
el resultado de esas mismas acciones que ocurrieron en el pasado y que se
repiten una y otra vez en un tiempo en el que las malas acciones parecen
haberse detenido arriba sin cambio para que todos las imitemos como conductas
que no deben cambiar.
El hombre ha
construido una verdadera civilización desde entonces, ha dictado leyes de
comportamiento premiando los valores eternos, dice el interlocutor como argumento traído de los
cabellos.
-¿De verdad lo
crees? ¿Que hubiera pasado si esos reyes o esos seres que gobernaron el mundo,
en cambio de separar a la raza humana en clases sociales absurdas, la hubieran
sumergido en la educación orientándolas a buscar la perfección en su propia evolución?
¿No hubieran hecho de ellos seres verdaderamente libres, capaces, dueños de un
destino promisorio?
- Pues sí,
pero la realidad es que la raza humana tuvo que dar los primeros pasos de orden social a base de imaginación, pero adoptados con sentido de clase, porque desde ese mismo principio
despreciaron a los otros seres humanos con
el mote de plebe fueron esos mismos seres que tu señalas como generosos, los que mostraron que esa mugrosa división de clase era necesaria porque si no, no hubieran tenido
a quien gobernar, ni serían tan poderosos y dueños de la industria de la corrupción
que nos ha tocado tolerar desde entonces. Los hombres mi querido amigo,
necesitan algo, o a alguien a quien
culpar por todas las ideas sucias que tienen y por ello acusan a Dios de ser el
creador de sus deficiencias y de haber
ordenado las cosas así como están. Dios creo la vida en la materia, pero la
dotó de la evolución libre que condujo a
la aparición del hombre que trajo el
progreso que aún se encuentra lleno de
vacíos y defectos que desde la conducta
necesitan ser corregidos en la vida humana. La verdad es que una de las peores realizaciones del hombre es la vanidad que siempre
lo hará sentirse orgulloso de estar
arriba de todos haciendo lo que le provoca y de tener a alguien a quien
corromper, si ello contribuye a consolidar su vocación de poder.
- Ninguna
clase Social distingue el deseo sexual porque igual incita al rico o al pobre. Yo creo que el problema
no se circunscribe a cuánto dinero se tiene para poder pertenecer a una clase y
comportarse como tal, sino en la debilidad de la naturaleza que se lleva dentro
y que llamamos demonio, concede él.
-¿Cuántas
veces no puedes evitar que tu mente te dé
esas imágenes perversas de cuya autoría
sindicas al pobre? Qué pasó por tu cabeza al ver a esa chica hace solo
unos minutos? No te diste cuenta que yo te observaba? ¿Entonces, si las imágenes salen del pobre y
tú las adoptas, eso te hace pertenecer a la plebe? ¿Cuál sería la
diferencia? Si igual la mujer que está en la calle o la que acabas de ver en el
aviso publicitario puede ser deseada por tus ojos que son los que envían la imagen a tu mente donde tú la complementas con tus propias
ideas pensando lo que le harías si fuera
tuya, sin tener consideración a su estatus social?
- El problema,
y en ello estoy de acuerdo contigo, está en lo que llena la cabeza de la gente
y que al comienzo dije que era la forma de vida moderna en la que el sexo es
predominante.
- Estoy de
acuerdo. Solo que….
- Déjame
continuar- le pide ella poniendo su índice sobre sus labios-, Pero cuando el sexo pertenece a un
complemento puro y limpio de una
relación de pareja donde se entrega la
totalidad de cada uno para hacer el
momento mas pleno y perfecto, donde el verdadero ser humano expresa plenamente
su capacidad de procrear, de compartir
la felicidad de expresar ternura, ¿por qué corromperlo esos momentos y volverlo
prostitución que es negocio sucio?
- Dios sabe
por qué, responde él conmovido de sí mismo por no tener argumentos para
controvertir.
-
Precisamente, porque el ser humano creó a un Dios que no es hombre y que no es
mujer, pero que es el que más se parece al mismo hombre, que es el que le
atribuyó en grado sumo todas las virtudes
que pudo imaginar y por eso ese
Dios no tiene pareja, porque a la
mujer jamás ese mismo hombre la dignificó para tener el puesto de diosa porque no quiso compartir con ella el poder y
por lo mismo la ensució, la enlodó y hoy no es sino el resultado de ese
efecto y por ello la definen como basura humana que se desecha cada vez que el pensamiento vulgar se dirige a ella. Y no importa si el mismo desorden se encuentra en el hombre y por
lo mismo esa mujer actúa con ideas independientes, porque se
sabe apetecida y entonces por qué no cobrar
por ello si el hombre está dispuesto a pagar lo que se le pida si sabe por
anticipado que a ninguno le interesa una
mujer complicada, que exija un cortejo para poder acercársele. Es por ello que la
mujer que piense lo contrario estaría fuera del juego. La que estúpidamente se
proclama mujer moderna necesita ser libertina, y loca para demostrar que
es espontánea y feliz porque puede pertenecerle a todos. Una mujer como la
de antes no existe, hoy no es pensada para matrimonio, porque la ven como un
problema, como un estorbo para la moda del libertinaje. ¿Para qué la mujer va a
querer volver atrás?
-Por lo menos
a los buenos ejemplos que otras mujeres dejaron, responde el hombre tímidamente
- Pero, no me
vayas a entender mal, eso ni siquiera es
una garantía para la mujer inteligente o
Sabia que está interesada en progresar. O es que alguna mujer que ocupe un mejor puesto
en una oficina importante ¿ gana más dinero que una prostituta?
Por la afueras
de la ciudad, el Metro recorre el verde paisaje de un bosque de pinos que se
suceden interminablemente.
-De pronto esa
notoriedad no existe porque la mujer se
vendió en todos los sentidos, y de esa manera domina al hombre que cayó en la
actitud más absurda y diminuta de la vida, al dejar que su órgano sexual sea el
que decida a quien va a seleccionar como pareja.
-Así ha sido
siempre.
- Jamás han
observado lo que es el sexo que da origen a la vida que por si misma es
maravillosa, jamás se lo han preguntado, porque le temen a la respuesta, porque
todos creen que el sexo está en la mitad de las piernas de cada género y eso es
absurdo. El sexo está en cada célula, el sexo hace parte de la vida que llevamos, el sexo somos
nosotros, cada uno, lo respiramos y lo vivimos, pero no en una acción vulgar,
no creando el deseo a cada instante que vemos a la mujer o cuando ella nos ve con el mismo
derecho a formarse la misma idea.
El hombre
mayor toma la mano de aquella mujer para decirle arrepentido.
-Se necesita
que cada ser empiece a entender que mientras todos mantengamos un pensamiento
infamante, seremos lo mismo, porque el hombre es lo que piensa.
- Si, son los
comportamientos que se transmiten y se vuelven iguales. Por eso las hijas de
hoy serán hijas de madres usadas y abusadas, ¿ podrán ser las que viven de
ejemplo con violencia, mejor que sus madres? No, porque jamás podemos esperar que alguien
dé lo que no tiene. Y la culpa de todo esto está en la misma mujer, en su irresponsabilidad al juzgarse a sí misma. Es
decir en su temor a dejar de ser lo que era, cuando desde el comienzo debió
sostener su capacidad lógica e inteligente de actuar, su sobriedad, su
capacidad de análisis, la autoridad que
es en el hogar.
La mujer pudo haber sido el polo totalmente opuesto a la
violencia del hombre, a su locura e irracionalidad, solo tenía que sostenerse, solo ser capaz de demostrar
que siendo como era hacía existir otro ángulo de la vida, pero
no, no tuvieron la fuerza necesaria para imponerse, no fueron persistentes hasta alcanzar el éxito, allí
fue donde se acabó la mujer como fuente de un concepto de la vida, porque
decidieron volverse como los hombres. El error ni siquiera le pertenece al
hombre, si eso te consuela oír, porque la mujer se dejó llevar por la
imitación. El tiempo que invirtieron para conseguir sus libertades y sus derechos ya está perdido en el olvido y
por eso no les valió de nada. Esas mujeres inteligentes ni siquiera cuentan en
la historia. No merecen el recuerdo de las mujeres que están vivas y siguen
siendo abusadas. Ellas ya olvidaron la existencia de un buen un pasado y el ser
que se olvida de su pasado no tiene futuro.
- Cierto.
Confirma él
- Por ello
encontrar seres con capacidades diferentes hoy es un tesoro, realmente lo es.
Lo que debemos hacer es proteger y cultivar a esos seres, eso vamos a tener que
destacarlo en cada oportunidad.
- Eso es lo
que tenemos que hacer con autoridad, decir con fuerza lo que pensamos. En eso consiste dar la batalla. Para
que el hombre rectifique, tiene que pensar en su madre, en sus hijas y hermanas
antes de degradar en su mente a la mujer que ve pasar y darse cuenta entonces del
papel que ella juega en los conceptos buenos y malos que les aplica. En su actitud respetuosa está lo que debe hacer. Pero si para él la mujer es
solo un objeto sexual, ¿Para qué comparte su vida con una de ellas, si puede
tenerlas a todas?
- De acuerdo,
No estamos buscando una vida en pareja sino una vida sexual y eso es diferente;
porque la vida sexual es sentirse insatisfecho y por ello es que el hombre busca
todo el tiempo la infidelidad.
- La vida en
pareja-dice ella- es la comprensión absoluta de todos los deseos y pasiones y
eso no lo encuentra el hombre si no se toma el tiempo de buscarlo. Cree que
probando encuentra, cuando ni siquiera lo explora en su propio hogar. Solo
piense lo que un hombre siente cuando es engañado por su esposa y piense lo que
siente cada mujer cada vez que el hombre hace lo mismo. Cuando algo es así, ese
ser humano debe pensar no vivir con la pareja que vive. Eso se lo he dicho
muchas veces ¿Para qué buscamos hacerle daño a quien no lo está haciendo a
nosotros? Eso no es amor.
En ese
momento, la conversación se corta por la interferencia del pequeño micrófono oculto entre las paredes del vagón
casi vacío que anuncia la llegada a la Estación de Manhattan
fin del viaje.