Thursday, June 11, 2015

LOS HOYOS NEGROS DEL UNIVERSO

Tomado del libro Cuentos, Historias & Relatos Tomo I
Por A.J.Ortega



La ciencia estudia desde hace mucho tiempo la composición de cada estrella distante y hasta  la existencia de una mota de polvo o una bacteria si puede colocarla bajo su microscopio.



Sostienen los que han dedicado su vida al proceso científico de investigación universal lo siguiente: que si sumamos lo que los ojos han podido ver, las manos acariciar y los oídos escuchar, no es más que el cuatro por ciento de lo que en verdad contiene el universo. El resto –que está lejos de ser vacío– está dominado por dos elementos opuestos que se afirma, son como el agua y el aceite que se odian a muerte. Uno queriendo desgarrar al otro, y ese otro queriendo protegerse.

Legiones de “cazadores de la oscuridad” de todo el mundo se esfuerzan por entender qué son estas fuerzas y cómo se comportan y por qué son  enemigas entre sí.

¿Los hoyos negros estarán compuestos de partículas? ¿Serán ondas? ¿Un campo de energía? ¿Una propiedad desconocida del vacío mismo? ¿Son acaso el efecto gravitatorio de un universo paralelo? ¿Están distribuidas uniformemente por todo el cosmos?

Solo sabemos que ambas ejercen una profunda influencia en el universo visible.

Presencia que con el uso de nuestras herramientas más sofisticadas solo podemos inferir o presentir indirectamente por el efecto que causa en nosotros la materia que sí podemos ver.

Pero eso no ha detenido a quienes persiguen a estos dos fantasmas universales en las tripas electrónicas de toneladas de instrumentos utilizados en todos los frentes en que son usualmente imaginarios.

En el espacio, bajo el hielo polar, en aceleradores, en cuevas, en las partículas subatómicas del cosmos lejano, en las explosiones de estrellas y hasta en los ecos de la Gran Explosión, o Big Bang, ocurrida hace más de 13.800 millones de años, se lleva a cabo el esfuerzo más nuevo, que lleva el nombre de Dark Energy Survey (Rastreo de Energía Oscura), que inició operaciones oficialmente en Cerro Tololo (Chile).

¿Por qué es importante entender el oscuro corazón del cosmos?

Simplemente porque el futuro de nuestro cuatro por ciento de propiedad raíz universal visible y palpable depende del desenlace de esta lucha entre dos titanes: Materia oscura Vs Energía oscura.

La materia oscura –que en realidad es transparente, no negra– es una especie de pegante que une a las galaxias y todo lo que hay dentro de ellas. Lo hace por medio de la gravedad. Es como un imán que no deja que grupos de galaxias cercanos salgan disparadas no se sabe hacia dónde.

No tenemos conocimiento aún de qué está hecha la materia oscura, aunque hay especialmente dos partículas candidatas: Axión y Neutralino.

Le debemos nuestra existencia a la materia oscura porque, al mantenernos unidos dentro de nuestros sistemas solares, actúa como un halo protector.

Un manto que ha preservado las condiciones para el surgimiento de la vida.

De no ser por ella, la temible energía oscura, nos desgarraría desmembrando los brazos de las galaxias.

Esta energía oscura es todo lo contrario a la gravedad. Es como un huracán constante, un espacio “salvaje”, mientras que el nuestro, dentro del manto protector de la materia oscura, es un espacio sin convulsiones que se expande cada vez más rápidamente, y la característica de esta formidable presión es que cuanto más fuerte se pone, más rápido se desplaza:

Una cosa retroalimenta a la otra.

Los cosmólogos sostienen que la expansión lo habrá repelido todo hasta el punto de que los telescopios de nuestros descendientes, por poderosos que sean, no podrán vislumbrar nada más allá de sus galaxias vecinas –las cuales sobrevivirán porque están agrupadas en torno al “pegante” de la materia oscura– .

Esta, llamada pelea de poderes entre los “señores de la oscuridad” le confiere al universo una “textura” que hemos ido comprendiendo y poco a poco descubriendo y que ha sido comparada con una esponja, un tejido mamario o una red neuronal.

Los filamentos de esta red cósmica provienen de donde se agrupa la materia oscura.

Son como el andamiaje de esta sustancia, al cual se adosan los cúmulos de galaxias y toda la luz que vemos en el universo.

Los huecos de la esponja son las regiones dominadas por la energía oscura. Esa es la que se supone es la arquitectura del universo.

Pero la más misteriosa del trío de oscuridades universales es la energía oscura (la tercera son los agujeros negros).

Para finales de la década de los 90 a nadie se le había ocurrido formular la hipótesis de la existencia de este extraño fenómeno. Por esos días, el profesor Robert Kirshner, de Harvard, y su estudiante Adam Riess observaban las estrellas supernovas Tipo 1 A.

Lo curioso es que Kirshner estaba intentado medir la desaceleración del universo, porque en los años 90 todo el mundo científico pensaba que debía haber suficiente materia y gravedad para que la expansión se frenara gradualmente.

Otros grupos lo hicieron también, y sus comunicados decían “se está desacelerando”.

Así que él tomó a sus viejas amigas las supernovas –es quizás el mayor experto en estas legendarias estrellas explosivas– y se dio a la tarea de medir esta desaceleración.

“Para nuestra sorpresa”, los datos mostraron todo lo contrario. Nos decían que la supernova más lejana brillaba menos de lo esperado, y esto era consistente con un universo en expansión, pues significaba que la estrella se estaba alejando de nosotros en forma desbocada y que eso tenía que originarse en alguna fuerza desconocida.

En el 2011, el Premio Nobel de Física les fue concedido a los pioneros de ese descubrimiento específicamente al ex-estudiante de Kirshner Adam Riess, ahora en el Space Telescope Science Institute, de Baltimore; a Saul Perlmutter, del Lawrence Berkeley National Laboratory, y a Brian P. Schmidt, de la Universidad Nacional de Australia.

Los tres expertos contribuyeron con su trabajo al llamado Supernova Cosmology Project.

Para Riess, la clave del misterio sobre la energía oscura podría estar en la gravedad.

“Nunca la habíamos estudiado a través de todo el universo. Bien podría ser que no exista ninguna energía oscura, sino que sea un mal entendimiento sobre cómo es la gravedad”.

Tenemos entonces que hacernos a la idea de que la ciencia nos está mostrando que vivimos en un universo dinámico y complejo. Un universo que necesita ser explorado utilizando las herramientas diseñadas para ello, ahora que las galaxias están aún lo suficientemente cercanas a nosotros para poderlas ver.

En un futuro, la potente energía oscura nos habrá separado unos de otros.

En ese sentido, nunca antes había sido tan urgente buscar planetas gemelos, mundos con vida o soles capaces de generarla antes de que se pierdan para siempre en la oscuridad del cosmos.

Dark Energy Survey. A través de su Dark Energy Camera, de 570 megapixeles, montada en el telescopio Blanco de Cerro Tololo, en Chile, por cinco años tomó imágenes de 300 millones de galaxias y 100.000 cúmulos de galaxias a 8.000 años luz de la Tierra con el objetivo de comparar estas grandes estructuras entre sí, para ver qué tanto se mueven con el tiempo a causa de la fuerza expansiva de la energía oscura.

Planck, 2009. De la Agencia Espacial Europea, ha dedicado su misión a  entender cómo evolucionó el universo y qué le depara el futuro.El método consiste en analizar los restos de la radiación que permeó el universo justo después de la Gran Explosión.

El telescopio espacial Euclid, 2020. De la Agencia Espacial Europea y la Nasa. Misión: hacer mediciones para la investigación de la energía y la materia oscuras. Método: mapear la distribución en 3D de 2.000 millones de galaxias.

Alpha Magnetic Spectrometer. Detector de partículas colocado en la Estación Espacial Internacional. Misión: detectar materia oscura y antimateria.

El Sloan Digital Sky Survey. Colaboración de instituciones para mapear la Vía Láctea, buscar planetas extrasolares y resolver el misterio de la energía oscura”, toda una tarea científica que heredarán los científicos amantes de lo que todavía es desconocido.

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