Por A.J. Ortega.
Aquella que es incapaz
de traicionar al amor,
que tiene el afecto sumiso,
que siempre es noble,
temperamental y honrada,
que es ciega al sentimiento
que la fidelidad menoscaba
con las dudas y los celos
enemigos de la tranquilidad,
que es alegre y desparpajada
al idealizar con locura lo que adora
y que sabe que con la distancia
se acrecientan los tiernos afectos
que el olvido no puede acabar,
que es leal a toda la linda emoción
que despierta en ella el desprecio
por la llamada coquetería
que es la verdadera culpable
de imperdonables cornadas
por todos bien conocidas.
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