Tomado del libro Cuentos, Historias & Relatos Tomo
I
Por A.J.Ortega
La ciencia estudia desde hace mucho tiempo la
composición de cada estrella distante y hasta la existencia de una mota de
polvo o una bacteria si puede colocarla bajo su microscopio.
Sostienen los que han dedicado su vida al proceso
científico de investigación universal lo siguiente: que si sumamos lo que los ojos han podido
ver, las manos acariciar y los oídos escuchar, no es más que el cuatro por
ciento de lo que en verdad contiene el universo. El resto –que está lejos de
ser vacío– está dominado por dos elementos opuestos que se afirma, son como el
agua y el aceite que se odian a muerte. Uno queriendo desgarrar al otro, y ese
otro queriendo protegerse.
Legiones de “cazadores de la oscuridad” de todo el
mundo se esfuerzan por entender qué son estas fuerzas y cómo se comportan y por
qué son enemigas entre sí.
¿Los hoyos negros estarán compuestos de partículas?
¿Serán ondas? ¿Un campo de energía? ¿Una propiedad desconocida del vacío mismo?
¿Son acaso el efecto gravitatorio de un universo paralelo? ¿Están distribuidas
uniformemente por todo el cosmos?
Solo sabemos que ambas ejercen una profunda influencia
en el universo visible.
Presencia que con el uso de nuestras herramientas más
sofisticadas solo podemos inferir o presentir indirectamente por el efecto que
causa en nosotros la materia que sí podemos ver.
Pero eso no ha detenido a quienes persiguen a estos
dos fantasmas universales en las tripas electrónicas de toneladas de instrumentos
utilizados en todos los frentes en que son usualmente imaginarios.
En el espacio, bajo el hielo polar, en aceleradores,
en cuevas, en las partículas subatómicas del cosmos lejano, en las explosiones
de estrellas y hasta en los ecos de la Gran Explosión, o Big Bang, ocurrida
hace más de 13.800 millones de años, se lleva a cabo el esfuerzo más nuevo, que
lleva el nombre de Dark Energy Survey (Rastreo de Energía Oscura), que inició
operaciones oficialmente en Cerro Tololo (Chile).
¿Por qué es importante entender el oscuro corazón del
cosmos?
Simplemente porque el futuro de nuestro cuatro por
ciento de propiedad raíz universal visible y palpable depende del desenlace de
esta lucha entre dos titanes: Materia oscura Vs Energía oscura.
La materia oscura –que en realidad es transparente, no
negra– es una especie de pegante que une a las galaxias y todo lo que hay
dentro de ellas. Lo hace por medio de la gravedad. Es como un imán que no deja
que grupos de galaxias cercanos salgan disparadas no se sabe hacia dónde.
No tenemos conocimiento aún de qué está hecha la
materia oscura, aunque hay especialmente dos partículas candidatas: Axión y
Neutralino.
Le debemos nuestra existencia a la materia oscura
porque, al mantenernos unidos dentro de nuestros sistemas solares, actúa como
un halo protector.
Un manto que ha preservado las condiciones para el
surgimiento de la vida.
De no ser por ella, la temible energía oscura, nos
desgarraría desmembrando los brazos de las galaxias.
Esta energía oscura es todo lo contrario a la
gravedad. Es como un huracán constante, un espacio “salvaje”, mientras que el
nuestro, dentro del manto protector de la materia oscura, es un espacio sin
convulsiones que se expande cada vez más rápidamente, y la característica de
esta formidable presión es que cuanto más fuerte se pone, más rápido se
desplaza:
Una cosa retroalimenta a la otra.
Los cosmólogos sostienen que la expansión lo habrá
repelido todo hasta el punto de que los telescopios de nuestros descendientes,
por poderosos que sean, no podrán vislumbrar nada más allá de sus galaxias
vecinas –las cuales sobrevivirán porque están agrupadas en torno al “pegante”
de la materia oscura– .
Esta, llamada pelea de poderes entre los “señores de
la oscuridad” le confiere al universo una “textura” que hemos ido comprendiendo
y poco a poco descubriendo y que ha sido comparada con una esponja, un tejido
mamario o una red neuronal.
Los filamentos de esta red cósmica provienen de donde
se agrupa la materia oscura.
Son como el andamiaje de esta sustancia, al cual se
adosan los cúmulos de galaxias y toda la luz que vemos en el universo.
Los huecos de la esponja son las regiones dominadas
por la energía oscura. Esa es la que se supone es la arquitectura del universo.
Pero la más misteriosa del trío de oscuridades
universales es la energía oscura (la tercera son los agujeros negros).
Para finales de la década de los 90 a nadie se le
había ocurrido formular la hipótesis de la existencia de este extraño fenómeno.
Por esos días, el profesor Robert Kirshner, de Harvard, y su estudiante Adam
Riess observaban las estrellas supernovas Tipo 1 A.
Lo curioso es que Kirshner estaba intentado medir la
desaceleración del universo, porque en los años 90 todo el mundo científico
pensaba que debía haber suficiente materia y gravedad para que la expansión se
frenara gradualmente.
Otros grupos lo hicieron también, y sus comunicados
decían “se está desacelerando”.
Así que él tomó a sus viejas amigas las supernovas –es
quizás el mayor experto en estas legendarias estrellas explosivas– y se dio a
la tarea de medir esta desaceleración.
“Para nuestra sorpresa”, los datos mostraron todo lo
contrario. Nos decían que la supernova más lejana brillaba menos de lo
esperado, y esto era consistente con un universo en expansión, pues significaba
que la estrella se estaba alejando de nosotros en forma desbocada y que eso
tenía que originarse en alguna fuerza desconocida.
En el 2011, el Premio Nobel de Física les fue
concedido a los pioneros de ese descubrimiento específicamente al ex-estudiante
de Kirshner Adam Riess, ahora en el Space Telescope Science Institute, de
Baltimore; a Saul Perlmutter, del Lawrence Berkeley National Laboratory, y a
Brian P. Schmidt, de la Universidad Nacional de Australia.
Los tres expertos contribuyeron con su trabajo al
llamado Supernova Cosmology Project.
Para Riess, la clave del misterio sobre la energía
oscura podría estar en la gravedad.
“Nunca la habíamos estudiado a través de todo el
universo. Bien podría ser que no exista ninguna energía oscura, sino que sea un
mal entendimiento sobre cómo es la gravedad”.
Tenemos entonces que hacernos a la idea de que la
ciencia nos está mostrando que vivimos en un universo dinámico y complejo. Un
universo que necesita ser explorado utilizando las herramientas diseñadas para
ello, ahora que las galaxias están aún lo suficientemente cercanas a nosotros
para poderlas ver.
En un futuro, la potente energía oscura nos habrá
separado unos de otros.
En ese sentido, nunca antes había sido tan urgente
buscar planetas gemelos, mundos con vida o soles capaces de generarla antes de
que se pierdan para siempre en la oscuridad del cosmos.
Dark Energy Survey. A través de su Dark Energy Camera,
de 570 megapixeles, montada en el telescopio Blanco de Cerro Tololo, en Chile,
por cinco años tomó imágenes de 300 millones de galaxias y 100.000 cúmulos de
galaxias a 8.000 años luz de la Tierra con el objetivo de comparar estas
grandes estructuras entre sí, para ver qué tanto se mueven con el tiempo a
causa de la fuerza expansiva de la energía oscura.
Planck, 2009. De la Agencia Espacial Europea, ha
dedicado su misión a entender cómo evolucionó el universo y qué le depara
el futuro.El método consiste en analizar los restos de la radiación que permeó
el universo justo después de la Gran Explosión.
El telescopio espacial Euclid, 2020. De la Agencia
Espacial Europea y la Nasa. Misión: hacer mediciones para la investigación de
la energía y la materia oscuras. Método: mapear la distribución en 3D de 2.000
millones de galaxias.
Alpha Magnetic Spectrometer. Detector de partículas
colocado en la Estación Espacial Internacional. Misión: detectar materia oscura
y antimateria.
El Sloan Digital Sky Survey. Colaboración de
instituciones para mapear la Vía Láctea, buscar planetas extrasolares y
resolver el misterio de la energía oscura”, toda una tarea científica que
heredarán los científicos amantes de lo que todavía es desconocido.