Decíamos ayer, que en el parque Nacional de Yosemite
se tejen desde hace miles de años historias fantásticas que se relacionan con
las energías, de las que dicen provienen del universo donde existen muchas
formas de vida que vienen a visitar la tierra, pero que inicialmente se reúnen
en ese hermoso lugar para intercambiar conocimientos entre ellas y muchas veces
tomar la forma del cuerpo humano con todas sus cualidades y virtudes para poder
enseñarle algunos de los grandes avances que el hombre llama progresos científicos
y de los cuales ha derivado grandes ventajas. Cuando uno exige una más concreta
explicación de la forma como lo hacen, se termina en el asombro del sentido común
que reúne tantas ideas para el entendimiento humano que tiene interés en el
saber. Una de las vías que tienen las formas energéticas que se pueden
transformar así mismas en cualquier forma de vida, señalan que en el espacio
universal lo que nosotros llamamos cine es una cierta forma de lo que para el
hombre son los medios de comunicación que tienen una existencia muy extensa a
través de la cual se pone en conocimiento de todos esos seres, los resultados
de la creación de energías convertidas en una suerte de modelos que se usan
para acortar las distancias universales dentro de las cuales se viaja en una
forma parecida al holograma que tiene cierta parecido al del pensamiento que
puede viajar enormes distancias con la idea y reciben el beneplácito de ser
consideradas útiles de compartir con otras energías cuyas tareas consisten en
crear en los mundos de vida inferior múltiples progresos por medio de cierta
suerte de información compartida con, digamos, cerebros en caminos avanzados que
encuentran en sus viajes universales.
El cine como medio informativo llega a millones de
formas de vida que reciben estímulos, digamos mentales, para construir lo que en
la tierra conocemos como inventos. Al preguntar por un ejemplo que describiera a
esa interpretación del progreso, rápidamente se refieren al método informativo
a través de una película que hace varios años fue un éxito cinematográfico. “La
mosca”. Me acuerdo de haberla visto y haber recibido una gran impresión negativa
que afectó mi mente por mucho tiempo. El guion trata el tema de un científico solitario
que trabaja en un galpón de ciudad aislado de la sospecha humana. El científico
es un hombre joven dedicado en secreto a encontrar un método de tele
transportación que muchos años antes había sido expuesto en otra película
titulada viaje a las estrellas, donde el capitán de la nave espacial podía
movilizarse colocándose debajo de una energía que lo transportaba en una nube en
la cual desaparecía para reaparecer en el lugar que había dispuesto mentalmente
con anterioridad. No se dan explicaciones en la película de cómo es el
procedimiento de este viaje interestelar pero el espectáculo adquirió tal
popularidad que la serie fue un éxito que duró mucho tiempo. En la Mosca,
interviene el amor cuando el científico sale de su soledad y conoce a una mujer
periodista que termina gustándole a la que lleva a su bodega donde le explica su
proyecto científico y le muestra lo avanzado que está. En su presencia Intenta
tele transportar a su perro al que debe someter a la manipulación molecular que
parcialmente ha conseguido y lo logra parcialmente porque el cambio molecular
lo devuelve hecho un monstruo vivo en proceso de descomposición. En un momento dado,
la trama avanza cuando el científico somete su cuerpo al mismo proceso que
supuestamente ha reformado a la perfección. El resultado es absolutamente
inimaginable porque en el proceso se cuela en la cabina la mosca que mezcla su ADN
con el del científico. Bueno, lo interesante es que hace un par de años, en uno
de esos laboratorios científicos ocultos como el que describe la película, se
hizo la primera tele transportación real de un ladrillo. (Continuará).
No comments:
Post a Comment