Un
grupo de organizaciones defensoras de un medio ambiente puro han venido de
tiempo atrás oponiéndose a la fumigación de plantaciones de coca en sus
territorios. Los motiva el peligro de destrucción que le ocurre al equilibrio
ecológico y a la vida de los seres humanos que la habitan. El procedimiento
químico para eliminar las plantas de las que se deriva la coca no deja de ser
preocupante. Una de las agencias de investigación de los E.U. sacó de
circulación hace unos años el matamalezas químico ”paraquat” porque su uso
indiscriminado terminó por esterilizar la tierra por diez años y porque, acabó
con toda la vida vegetal provocando erosión y muerte por inanición a la vida
animal. Lo preocupante es que a la vida humana le crea Graves enfermedades
respiratorias y otras que originan cáncer en el sistema estomacal y en la piel.
A
pesar de este diagnóstico mortal, los sucesivos gobiernos de américa del sur
que siguieron utilizando el terrible químico por muchos años con la excusa de
erradicar cultivos ilícitos de mariguana, indican que los encargados del
equilibrio ecológico no ejercieron ninguna clase de control, ni verificaron del
volumen de los daños mortales que el “Paraquat” provocó en la vida humana.
Es
decir, que bajo el secreto cobijado por la Ingenuidad de las buenas intenciones
(como
la erradicación de las drogas ilícitas), los gobiernos de países en vía de
desarrollo han permitido que en sus territorios se experimenten químicos y
sustancias virales por parte de los países que cuentan con gigantes
laboratorios que fabrican productos químicos contra las plantas fuentes de
sustancias adictivas como la cocaína que con el transcurso del tiempo se vertieron
en un consumo que cada vez es más popular entre la clase media con buena
capacidad de compra como ocurre en los E.U.
En
marzo de 1989 en la ciudad de Basel (Suiza) bajo la dirección de la UNEP, se
aprobó un tratado internacional en el que los países signatarios adoptan “un
sistema prioritario de consentimiento” mediante el cual los gobiernos se
obligan a comunicarse, como en el caso de las basuras químicas. La intención es
la de tener control de toda clase de embarques peligrosos, su destino y el
permiso oficial de tránsito por sus territorios.
De
la misma manera se trabaja para lograr un tratado internacional que claramente
señale las seguridades, peligros y responsabilidades del uso de químicos
matamalezas que puedan afectar la ecología.
En
los países productores de hoja de coca como Colombia, la Asamblea Nacional
Constituyente de 1991 abordó el tema que concluyó con la incorporación de un
artículo a la nueva Constitución que prohíbe la fabricación, importación y uso
de sustancias letales, armas químicas, o sustancias biológicas y nucleares y la
adopción de los desechos tóxicos provenientes de países desarrollados.
De
igual forma, ordena al gobierno que en los territorios afectados por esa clase de producción el
gobierno se obligue a velar por el control restrictivo de actividades que afecten
a seres humanos o abarquen zonas específicas territoriales de producción agrícola.
Y
ello se justifica porque existe una razón muy poderosa para que así se proceda.
El mundo se enteró en 1950 de experimentos con plutonio llevados a cabo por la Marina
norteamericana en hospitales especiales que permitieron el uso de sustancias
virales esparcidas por los aires en la bahía de san Francisco, culminaron
originando enfermedades mortales como lo es el cáncer para quienes estuvieron
expuestos y cuyas estadísticas letales aún se desconocen.
Por
lo tanto, no es tan descabellado ni fuera de lugar la oposición de los
gobernadores al uso masivo de químicos sobre zonas de ocupación de
agricultores, pues aunque no se crea en el daño que realmente hacen a la
naturaleza, se sabe entre algunos científicos y naturalistas, que ocasionan un
fenómeno que no se está investigando como lo merece la gravedad de los
resultados que indican que la población mundial se está reduciendo en tamaño y
muy rápidamente.
Ello
significa que la estatura está descendiendo entre la población mundial a tal
punto, que se ha reducido la distancia entre el enanismo y la estatura media
entre una generación y la que le sigue, fenómeno que se dice es ocasionado por
el consumo forzado de sustancias químicas que viajan en el aire y se detienen
con el riego de aguas contaminadas en alimentos populares y de consumo masivo
como los vegetales.
¿Entonces,
es verdad que ello obedece al medio ambiente que además poluciona los pulmones
con el aire que se respira en las ciudades cada vez más populosas de los países
industriales?
Esa
inquietud debe responderse con una investigación abierta al conocimiento de las
poblaciones afectadas, orientado el resultado de las investigaciones a crear la
protección de la raza humana, de la misma forma que se debe investigarse toda
intención de agencias extranjeras que llegan un día sí y otro también a buscar
permisos oficiales para inocular a poblaciones enteras contra la gripa, sin que
nadie se atreva a cuestionar lo que esos laboratorios ponen a circular en
inyecciones por las venas de la gente y que ya se sabe terminan originando enfermedades
letales a la vida.